Vamos descubriendo la historia a través de tres voces. Tres hijas, tres protagonistas. Tres narradoras: Zofi, Akeylah y Ren. Estas tres jóvenes que sin saberlo, son las hijas ilegítimas del rey Andros y al llegar al reino y enterarse de su situación, no pierden más tiempo y comienzan sus lecciones sobre combate, política y perfeccionamiento de poderes especiales conocidos como diezmos. 

El elemento de fantasía que le da peso a la novela para mi son definitivamente los diezmos de sangre.  Estos diezmos son artes obsequiadas por los dioses a las personas de las Regiones por alguna razón. Las artes hacen a alguien mejor, más rapido; más apto para proteger la única cosa que las Regiones valoraban por encima de todo: la familia. 

Sin embargo, existen también las artes vulgares. Que a diferencia de las artes de sangre son una abominación. Una maldición que deja cicatriz. Las artes vulgares permiten diezmar la sangre de otras personas en lugar de la propia. Pero hacer este tipo de diezmó es por supuesto un crimen que te lleva a la pena de muerte. 

El ejército usa diezmos de sangre en los momentos estratégicos para obtener ventaja, pero las posibilidades de esta magia son infinitas. Fue descrito muy claramente y no fue confuso leer sobre esto. Desearía que hubiera más detalles sobre el mundo en que se desarrolla el libro.

Así que, mientras leía iba descubriendo cómo las tres hermanastras son empujadas a participar en un mundo de política y poder para encajar en la corte. Cada chica tiene su secreto que debe  mantener para salvaguardar su vida, en caso de ser descubierto. 

Unidas por su linaje, pero claramente diferentes en sus personalidades y origen. Se convierten en todo un show para la corte. Sin embargo, alguien descubre lo que esconden y empieza a ser extorsionadas. A esto, las hermanas se dan cuenta de que es mejor unir fuerzas que pelear entre sí.