Así como en la Ilíada, Patroclo es un príncipe, hijo de Menecio quien después de un grave accidente envía a su hijo al exilio al reino de Ftia, donde logra entablar una amistad como ningún otra con el príncipe Aquiles, hijo del Rey Peleo y la Diosa Tetis.

Aquiles se sabe; o no, es considerado invencible en la mayor parte de la novela, más no inmortal.

Gracias a las Moiras, hilanderas del destino, que como bien sabemos

su función es repartir a cada mortal la parte de existencia y de obras que le corresponden en el devenir del cosmos. Tetis, una diosa menor y a demás, la madre de Aquiles, conoce el destino de que su hijo, el cual será un gran héroe al que se le atribuirá mucha fama. “Pero a qué costó”. **

Sin embargo, esta fama lleva un precio y ese precio es “su muerte”.

Todo esto es narrado desde la perspectiva del bello Patroclo, quién no sólo encuentra un amigo en Aquiles, sino un alma gemela, un amor.

Es una bella novela de dos amantes que tenían desgraciadamente el destino escrito, y aún así, nadie impidió que se amarán como lo hicieron. Mientras, nos sumergimos en los acontecimientos en la historia de la guerra de Troya tras el rapto de Helena de Esparta.

Personalmente disfruté mucho de la pluma de Madeline. No logré llegar al llanto (porque sabía cómo iba a pasar todo) Sin embargo, logró conmoverme muchísimo. Fue una historia sumamente tierna para mí. Lo disfruté bastante. Si les interesa la mitología, y sobre todo una versión más fresca es un libro 100% recomendable.